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Columna de opinión: Racismo

  • Viernes 28 de octubre de 2022
  • 16:05 hrs

Dra. Pilar Valenzuela Rettig
Investigadora asociada al Programa de Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chile

¿Enseñamos en nuestras escuelas la Historia desde la perspectiva de los pueblos latinoamericanos y afrodescendientes? ¿Difundimos saberes ancestrales en nuestras universidades? ¿Valoramos más un colegio alemán, francés o italiano a uno intercultural? ¿Asociamos a una persona clara con «extranjero» y a una de piel oscura con «migrante»? ¿Preferiríamos que nuestros hijos se casen con una mujer blanca de apellido europeo o con una que se identifique como parte de un pueblo originario?

Las respuestas a estas preguntas ponen en evidencia que Chile es un país racista: lo somos y necesitamos asumirlo para poder trabajar desde la educación y consolidar así un proyecto de sociedad más justa y democrática. El racismo es una ideología según la cual los seres humanos se clasifican en razas, donde unas son superiores a otras, tanto moral como intelectualmente. Así lo define, en simples palabras, el académico e investigador Daniel Mato, quien además señala que las universidades juegan un papel clave en el agravamiento de este problema, a través de la reproducción y naturalización del racismo, muchas veces de forma inconsciente.

La recomendación del informe de la Conferencia Regional de Educación Superior (CRES) es desmontar los mecanismos generadores de racismo, sexismo, xenofobia y todas las formas de intolerancia y discriminación. Tenemos que partir con plantearnos las preguntas, para ser capaces de percibir cuándo estamos actuando bajo concepciones racistas. Porque el racismo es una realidad naturalizada en nuestra sociedad, principalmente a través de actos simbólicos del sistema educativo y es nuestra labor, desde las Universidades, comenzar a desmontarlos.