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El Storytelling detrás de la Reforma de Pensiones en Chile: ¿Un paso hacia la justicia o la puerta a un sistema de reparto?

  • Jueves 30 de enero de 2025
  • 09:42 hrs
Imagen referencial. (Meta AI)

Imagen referencial. (Meta AI)

Toda reforma cuenta una historia. En el caso de la reforma previsional que impulsa el Gobierno de Chile, el relato es claro: un sistema que no ha garantizado pensiones dignas y la urgencia de un cambio estructural. Sin embargo, más allá de la promesa de mejorar las jubilaciones, existe un trasfondo que genera inquietud: ¿es este el primer capítulo de una transición hacia un sistema de reparto?

El héroe: la promesa de mejores pensiones

El discurso del Gobierno se ha construido en torno a la justicia social y la necesidad de fortalecer la seguridad económica de los jubilados. Para ello, la reforma propone:

  •  Un aporte adicional del empleador del 8,5%, con parte de estos recursos destinados a un fondo común.
  •  Un aumento de la Pensión Garantizada Universal (PGU) a 250.000 pesos, ampliando la cobertura estatal.
  •  Un beneficio por tiempo cotizado, premiando a quienes han trabajado más años con un incremento en su pensión.
  •  La introducción de Fondos Generacionales, que ajustarán la inversión de los ahorros previsionales según la edad del trabajador.

Sobre el papel, estos cambios buscan corregir las deficiencias del sistema de AFP y mejorar las pensiones, especialmente para los sectores más vulnerables. Sin embargo, hay una pregunta clave: ¿hacia dónde realmente nos lleva esta reforma?

El antagonista: el fantasma del sistema de reparto

El conflicto en esta historia surge al analizar la redistribución de los aportes previsionales. En el modelo actual, cada trabajador ahorra para su propia jubilación mediante un sistema de capitalización individual. Pero con la reforma, una parte del nuevo aporte del empleador (2,5%) no irá directamente a la cuenta personal del trabajador, sino a un Seguro Social, un mecanismo que se asemeja a los principios de un sistema de reparto.

Este modelo de reparto ya ha fracasado en otros países, generando déficits fiscales y una carga insostenible para las futuras generaciones. Los críticos advierten que este podría ser el primer paso hacia una transformación más profunda en la que los ahorros individuales pierdan protagonismo y el Estado adquiera un rol más central en la administración de las pensiones.

Los principales riesgos de este cambio son:

  •  Mayor control estatal sobre los fondos previsionales.
  •  Posible reducción de la rentabilidad de los ahorros individuales.
  •  Sostenibilidad fiscal incierta para el financiamiento de la PGU y el Seguro Social.
  •  Incentivos a migrar hacia un sistema de reparto en el futuro, si el fondo común sigue creciendo.

El clímax: ¿una reforma justa o el inicio de un cambio estructural?

La reforma de pensiones en Chile no es solo una medida correctiva: es un cambio de paradigma. El debate real no está solo en mejorar las jubilaciones actuales, sino en definir si este es el punto de partida de un modelo basado en la redistribución, más cercano al sistema de reparto que ha mostrado sus falencias en otros países.

“Las grandes historias siempre tienen un giro inesperado. La pregunta es: ¿será este el capítulo en el que las pensiones mejoran o aquel en el que los ahorros dejan de ser de quienes los trabajaron?”

El desenlace de esta historia dependerá de cómo se implemente la reforma y si, en el futuro, se mantiene la lógica de capitalización individual o se avanza en la creación de un sistema solidario con un peso creciente del Estado.

¿Estamos frente a una mejora necesaria del sistema o al primer paso de una transformación más radical? Esa es la pregunta que marcará el futuro previsional de Chile.

Dante Torres

Director de O3 Comunicaciones