Jesse Takayama, un turista japonés de 26 años, que vio frustrado su viaje por la propagación del COVID-19, logró cumplir su sueño de visitar Machu Picchu, tras siete meses de estadía inesperada en Perú.

El pasado 14 de marzo, el joven turista llegó a Aguas Calientes, la ciudad desde donde la mayoría de la gente comienza sus expediciones a Machu Picchu, y adquirió su entrada para ingresar al parque dos días después. Sin embargo, fue entonces cuando el gobierno cerró el lugar como medida restrictiva por la pandemia, según consignó CNN Chile.

Tras ello, Takayama se quedó en Perú, y alquiló una pequeña habitación, pero quizá no imaginó que la estadía se extendería por siete meses. Ha sido así, que en este tiempo aprovechó de conocer el país e involucrarse con sus ciudadanos, enseñando clases de boxeo a algunos niños de la zona.

Al paso del tiempo, el joven ingresó a Andean Roots Perú, una compañía turística local y planteó su caso.  Tras recibir apoyo de los ciudadanos y del Ministerio de Cultura nacional, logró recibir un permiso especial para ingresar a Machu Picchu y tener el sitio normalmente abarrotado casi para él solo. 

“Pensé que nunca llegaría (a Machu Picchu), pero todos le pidieron al gobierno y al pueblo y me consiguieron un permiso súper especial”. Añadió: “Los peruanos son taaaan amables. ¡Muchas gracias!”, dijo.

Conmocionado, agregó que:  “Definitivamente voy a llorar”, señaló sobre su despedida de Aguas Calientes. “Estos siete meses han sido muy especiales para mí. He descubierto una nueva parte de mí”.

Tras cumplir su sueño, espera volver a su país el próximo 16 de octubre, y por estos días se despide de sus vecinos, quienes se han convertido en sus amigos.

Hasta ahora, se conoce que hay planes para reabrir Machu Picchu a los visitantes al 30% de su capacidad, pero se ha informado una fecha exacta.